TEATRO: UNA LIBRA DE CARNE, LA TERRIBLE SINCERIDAD DEL SISTEMA VAMPÍRICO

libra“Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente.

Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre”.

Roberto Arlt

La terrible sinceridad, Aguafuertes Porteñas.

Por Vanesa O’ Toole.

Me acerqué a esta obra, aún conociendo el final. Por mera curiosidad; por un atisbo de incertidumbre. Por querer saber hasta dónde uno es capaz de concebir su existencia como un simple trozo de carne muerta… en vida.

Porque, sin darnos cuenta, eso es lo que somos. Muertos vivientes a los que se les exprime hasta la última gota de sangre, inmersos en un capitalismo perverso que se alimenta de nuestra integridad. O, al menos, esto es lo que denuncia Agustín Cuzzani en esta maravillosa obra llamada Una libra de carne. Todos somos víctimas de los vampiros. Y no hay forma de escapar de ellos.

Una libra de carne fue escrita por Agustín Cuzzani en el año 1954. En esta oportunidad, la dirección fue realizada por Marcio Barceló Mannelli, un talentoso director que supo aunar de manera integral actuación, coreografía, puesta en escena, vestuario, luces, música y texto.

Una libra de carne es una versión libre de El mercader de Venecia, una comedia shakespereana de la cual solo se retoma el momento del juicio. Recordemos en pocas líneas la trama en esta maravillosa obra.

Antonio le debe dinero a Shylock y éste, para saldar la deuda, exige una libra de carne de su deudor. Porcia, disfrazada de abogado, logra salvar a Antonio alegando que el compromiso será saldado siempre y cuando no se extraiga una sola gota de sangre del cuerpo de la víctima. Ante aquella imposibilidad, Shylock pierde el juicio y Antonio queda liberado de su trágico destino.

En la obra de Cuzzani se parte de este juicio. Se presenta a los jurados, a la jueza, al damnificado Tomás Shylock García y al acusado Elías Beluver, junto a sus respectivos abogados. Pero esto es solo el principio. La pieza toma color cuando, en una suerte de gran flashback, se cuenta la historia de Beluver y de cómo ha llegado a contraer semejante deuda con un hombre que siempre lo ha tratado como un padre.

La obra es una gran crítica social, política y económica. Pone en evidencia las fallas de nuestra sociedad, de nuestras costumbres, del sistema en el que estamos sumergidos. Nos muestra como engranajes de una gran maquinaria de la que somos simples repuestos. No somos imprescindibles. No somos de mayor importancia. Y, sin embargo, somos parte de un sistema al que no le interesa en absoluto nuestros intereses, siempre y cuando sirvamos a los suyos.

El espectador pasa entonces a ser parte de este jurado que deberá eximir o culpar a Elías Beluver de su mayor delito: ser uno más del engranaje de la máquina. Y en esa resolución se revela el verdadero carácter de la obra. Su verdadera crítica. En palabras de Roberto Arlt, su terrible sinceridad.

La puesta de Marcio Barceló Mannelli magnifica esta problemática, acudiendo a recursos de la comedia del arte, tal como utilizaba Shakespeare en sus representaciones. El acertado uso de la máscara, la actuación juglaresca y el travestismo, son la metáfora perfecta del carnaval que representa a la figura de la justicia, un sitio de permisividad y descontrol, donde todo vale.

Las actuaciones son impecables y cada uno de los artistas que integran este maravilloso elenco se luce en distintos roles. Algunos sorprenden por su histrionismo; otros, por su capacidad danzante o sus aptitudes vocales. Pero todos, en conjunto, han demostrado que en el trabajo coral es imprescindible estar atento a las necesidades del otro. El trabajo de grupo se ve con extremo placer y permite que cada uno se luzca en sus momentos de protagonismo.

El vestuario, el maquillaje, la escenografía y la puesta íntegra acompaña por completo esta genial versión de Una libra de carne. La música y las luces hacen su parte, y las coreografías resaltan aún más lo sublime de este texto que parece de por sí tan difícil de superar. Marcio y todo el equipo de “la libra” lograron su cometido: un espectáculo dinámico, ágil, divertido y controversial, que no solo entretiene con su arte, sino que, además, llama a la crítica y la reflexión.

Ficha técnico-artística:

  • Elenco: Federico Emilio Bramati – Facundo Adamo – Lucas Martínez – Adrián Alejandro Malta – Leando Moro – Mara Sapir – Santiago Damián García – Silvina Edith Gracía – Juan Ignacio Flores – Sebastián Gonzalez Pitta – Julián Chertkoff – Tomás Chediex
  • Dirección: Marcio Barceló Mannelli
  • Asistencia de Dirección: Pedro Padilla López
  • Producción: Julieta Carrillo
  • Asistencia de Producción: Camila Casaubon
  • Escenografía y vestuario: Daniela Chihuailaf
  • Asistencia de escenografía y vestuario: Valentina Remenik
  • Diseño de luces: Lucas Lavalle
  • Música: Juan Pedro Braun
  • Diseño y realización de mascaras: Adrian Malta y Marcio Barceló
  • Colaboración en realización de mascaras: Elenco
  • Fotografía: Dafna Szleifer
  • Diseño gráfico: Guadalupe Guada Lobo
  • Género: Farsátira
  • Duración aproximada: 90 minutos

ÚLTIMA FUNCIÓN:

  • Viernes 15 de Agosto, 23 hs
  • En Espacio Urbano, Acevedo 460, CABA

Contacto con la obra:

unalibradecarne@gmail.com

Fuente: Buenos Artes TV

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